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Abrazos y homenajes virtuales: así celebraron peruanos en el mundo el "Día de la Madre"

17:24 h - Lun, 11 Mayo 2020

El distanciamiento social no fue impedimento para que peruanos que residen en diferentes partes del mundo puedan saludar a las madres en su día. Las herramientas que ofrecen las comunicaciones en la actualidad como video llamadas permitió a muchos compatriotas escuchar y ver al ser más importante de sus vidas pese a que estaban a miles de kilómetros de distancia.

Con boleto aéreo en la mano

Esta vez, la distancia no fue la única barrera que impidió el abrazo entre doña Patricia y su hijo Antonio. Cada año, este último tomaba un vuelo de Lima hasta Buenos Aires previo a las celebraciones por el día de la madre. Este año, sin embargo, se encontró ante un virus que cerró aeropuertos enteros y frustró su reencuentro con doña Patricia. 

“Tenía los boletos desde enero. Pero a fines de marzo la aerolínea me comunicó que todos los vuelos quedaban suspendidos por la llegada del virus. Ahora debería estar en Argentina con mi madre, pero estoy aquí, en Lima, cumpliendo con la cuarentena”.

La voz de Antonio se quiebra al hablar de su madre. Tal vez la distancia y el coronavirus le han impedido abrazarla. Pero la tecnología, la gran aliada de muchos en estos tiempos, le ha permitido verla en tiempo real. Hoy hicieron una videollamada.

“Mi madre tuvo que usar un tutorial para aprender a entrar a una videollamada. Pero pude verla, hablar con ella, sentirla de alguna forma. Me hubiese gustado traspasar la pantalla [risas], pero pude desearle un feliz día y le dije que pronto estaríamos juntos”.

Homenaje virtual

Un homenaje virtual tributó a la madre los integrantes de la institución Cabanaconde City Colca USA, residentes en diversas ciudades como Maryland. Ellos salieron de su pueblo natal, el distrito arequipeño de Cabanoconde (provincia de Caylloma) en busca de un mejor porvenir.

En esta ocasión por el distanciamiento social, realizaron una transmisión a través de las redes sociales para rendir homenaje a las madres cabanacondinas y de todo el Perú, tomando las medidas de bioseguridad.

Los integrantes de la comunidad cabacondina son herederos del Wititi, danza ancestral declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Ellos buscan mantener vivos y latentes los valores morales, culturales y folklore de su pueblo y el Perú integrándolo positivamente con los del país que los alberga.

 

Del criollismo al silencio

María Luisa vive desde hace 20 años en New Jersey, Estados Unidos. Durante todo ese tiempo, siempre se había reunido con la comunidad de peruanos en Norteamérica para festejar juntos el día de la madre. Había música criolla. Parrillada. Banderolas. Camisetas rojiblancas. Este año, sin embargo, el criollismo peruano se tornó silencioso.

“Todo es silencio. Las calles de New Jersey se ven muy tristes. El criollismo de estas fechas ha sido reemplazado por el silencio y el confinamiento. Solo ha habido venta de rosas. Pero hemos preferido quedarnos en casa para cuidarnos de esta pandemia. Es triste, pero es por nuestra salud”.

El virus de Wuhan ha apagado la festividad de la comunidad peruana en esta parte del mundo, pero no ha impedido que María Luisa consiga comunicarse con uno de sus hijos que vive en Perú.

“Ahora gracias al cielo existen las videollamadas, que están siendo nuestro medio de comunicación. Él (Luis) está allá, pero pudimos vernos y estar juntos de alguna manera. Seguro habrá tiempo de rencontrarnos. Hoy es tiempo de cuidad nuestra vida”.

 

El abrazo desde España

Hace apenas un año, Carol dejó la isla de Tenerife, una de las más grandes de las Islas Canarias de España, para mudarse temporalmente a Madrid y llevar un curso especializado de diseño de interiores. Antes de partir, le prometió a Justina, su madre, que estaría de vuelta en casa el segundo domingo de mayo, para celebrar juntas el día de la madre.

“Desde que nos fuimos de Perú siempre habíamos pasado el día de la madre juntas, en compañía de un buen vino y un pollo a la brasa que mandábamos a preparar. Ahora el coronavirus nos separó. La situación en España continúa siendo difícil y es triste no estar a su lado”.

Cuando Carol se comunicó con su madre por videollamada, se quebró. La desazón de no estar cerca a doña Justina en la fecha más especial la ha golpeado. Confiesa que, de haber sabido que el Covid-19 llegaría, jamás hubiera partido de Tenerife.

“Estoy muy afectada. Y me quebré cuando me dijo que me mandaba un “abrazo virtual”. Jamás imaginé tener que darle un “abrazo virtual” a mi madre. Creo que es un momento para que todos reflexionemos sobre lo importante que ellas son en nuestra vida”

/FM/


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