Durante su homilía por la misa del Corpus Christi, el Papa Francisco, criticó que la Iglesia católica sea un espacio de "perfectos y puros" y en lugar de eso pidió que acoja "con los brazos abiertos" a todo el mundo.

"La Iglesia debe ser una sala amplia. No un círculo pequeño y cerrado, sino una comunidad con los brazos abiertos de par en par, acogedora con todos”, sostuvo el sumo pontífice en la Basílica de San Pedro del Vaticano.

Remarcó que la Iglesia de los perfectos y de los puros es una habitación en la que no hay lugar para nadie; y que la Iglesia de las puertas abiertas, es en cambio una sala grande donde todos pueden entrar.

"La presencia de Dios es tan humilde, escondida, en ocasiones invisible, que para ser reconocida necesita de un corazón preparado, despierto y acogedor", añadió el Papa Francisco.

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