Los ‘chalecos amarillos’ han liderado las protestas en Francia desde hace tres semanas en contra del encarecimiento de la gasolina y el diésel. Cada vez más potentes y con mayor apoyo de la opinión pública, las manifestaciones obligaron al presidente Emmanuel Macron a suspender por seis meses está medida que iniciaría en enero.

Pese a que en otras ocasiones había reafirmado la decisión de alzar las tasas de carburantes, hoy el primer ministro, Édouard Philippe, informó el cese de la reforma afirmando que "ninguna tasa merece poner en peligro la unidad de la nación". Esto en referencia a los cuatro muertos y centenares de heridos que dejó como saldo las encrudecidas huelgas. Además del apoyo que que ha manifestado la oposición y, sobre todo, la mayoría gubernamental.

Como consecuencia, a esta medida le acompañará la congelación de los precios del gas y la electricidad. El Estado dejará de ingresar 2.000 millones de euros al suprimir estas tasas. En medio de la protesta ciudadana, se han sumado otras reivindicaciones. Estas son la bajada de otras tasas que gravan a las clases trabajadoras, el aumento del salario mínimo o la reintroducción del impuesto sobre la fortuna.

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